Dejó de acudir a la psicóloga porque consideraba que no entendía en absoluto sus sentimientos de identidad trans
Soy madre de una niña con disforia de género. Resulta difícil resumir cómo ha sido la evolución del sentimiento trans de mi hija, pero seguramente habrá muchas cosas en común respecto a lo que han pasado otras niñas y, sobre todo, en mi caso, con las niñas con síndrome de Asperger.
Mi hija se ha encontrado con dificultades en el camino desde que nació. Fue una niña muy prematura, que nació a finales de año, y que se tuvo que incorporar al colegio mucho antes de lo que, para nuestro entender, su desarrollo y su pequeño cuerpo, aún de bebé, aconsejaban.
Dada su autismo, añadido a la diferencia madurativa con sus compañeros de clase, tuvo dificultades en su adquisición de habilidades para las relaciones sociales, por lo que el paso por la escuela fue muy duro para ella, teniendo que llegar a cambiarla de centro hasta en tres ocasiones por diferentes problemas.
En los primeros años de la ESO empezó a manifestar dificultad para encajar con los supuestos roles femeninos y demostraba nulo interés por las cuestiones relacionadas con el sexo. Imagino que fue entonces cuando empezó a “navegar” buscando alguna explicación a sus diferencias, ya que todavía desconocía su diagnóstico de autismo.
Al terminar la ESO nos transmitió, con mucha dificultad dada su introversión, que creía ser de género no binario, más tarde, que se sentía claramente hombre, no mujer.
Durante unos años acudió a una psicóloga que parecía ayudarla a enfrentar su problema con calma, pero una vez ingresó en el Bachillerato de Arte, donde encontró mucha diversidad sexual entre sus compañeros, su angustia se agudizó y por ende la necesidad de transitar hacia el otro género.
Dejó de acudir a la psicóloga porque consideraba que no entendía en absoluto sus sentimientos de identidad trans. Fue en ese momento, cuando intentamos localizar a otros padres que hubieran afrontado este mismo problema y conseguimos el contacto de la Asociación AMANDA.
Estamos tremendamente agradecidos de ser parte de la asociación. Nos sentimos apoyados y comprendidos, nos aporta información valiosa para enfrentarnos a las dificultades que se avecinan y nos da una magnífica oportunidad de poder compartir sentimientos y experiencias con otros padres.