Nuestra historia es una de las más antiguas en la trayectoria de AMANDA, estamos aquí casi desde el principio. Quiero compartir nuestra experiencia porque creo que puede servir de ánimo a otras familias, aunque para nosotros el devenir por ahora, sea agridulce. Os cuento el porqué.
La Disforia de Género de Inicio Rápido (DGIR) llegó a nuestras vidas en 2021. Estábamos muy perdidos por lo que nos embarcamos en una incesante búsqueda de respuestas navegando por Internet. Tuvimos la suerte de encontrar a AMANDA, que por aquel entonces estaba conformándose, y pudimos contar con su valiosa ayuda desde el principio del proceso de nuestra hija.
La niña tenía catorce años cuando comenzó todo y lo superó entre los quince y dieciséis. Por nuestra experiencia, creemos que la mejor ayuda que podemos dar a nuestras hijas e hijos en estos casos es la "espera prudente", la paciencia y el AMOR.
¡Nunca las dejéis solas! Deben salir de esto por sí mismas, pero no en soledad. Deben estar siempre rodeadas de cariño y comprensión; y cuanto menos intervenciones mejor. Como estaréis comprobando, la lógica y la información basada en la evidencia, a ellas no les vale.
Mi consejo es que intentéis desligarlas de las redes sociales pero sin prohibiciones: recortando el tiempo en línea y ocupando su tiempo con otras actividades y contacto humano. A largo plazo esta estrategia da su fruto.
Dejamos atrás la disforia, pero después de dos años de paz, el verano pasado empezamos a detectar signos de malestar y comportamientos que, rápidamente ya en septiembre, se hicieron realidad: Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) y desnutrición (ANOREXIA). De nuevo la estabilidad familiar está patas arriba.
Es una tragedia ver su deterioro, pero tengo que resaltar que el abordaje médico y el apoyo social es muy diferente. Te sientes atendida y más arropada en todas las esferas. Como sabéis, cuando se trata de DGIR, la familia está sola en esta lucha.
Aunque mi presente es deprimente, mi mensaje es de ánimo por los siguientes motivos:
- Hemos comprobado en nuestras carnes que la DIGR es pasajera.
- La causa que se esconde detrás de la DGIR y no la vemos, es un malestar psicológico que se manifiesta de esa forma, pero podría ser de otra.
Obviamente el malestar de mi hija persiste y ahora nos toca luchar con otra forma de manifestarse, el TCA.
¿Qué significa esto?
- Pues que el problema no era estar en un "cuerpo equivocado". Si lo fuera, mi hija no habría vuelto a estar tan segura como lo está, de su identidad sexual de mujer. No tiene ninguna duda.
- Como tampoco ahora, el problema de TCA, “no es querer adelgazar”. La causa es otra u otras (malestar, autoestima, inseguridades, otras).
Algunos no sabrán, y deben saberlo, que los distintos trastornos tan solo son una manifestación de causa psicológicas profundas, malestares de distinta naturaleza. Sino se abordan, nuestros hijos seguirán sufriendo y encontrando un camino. Ellos luchan a su manera, tendrán recaídas y etapas difíciles donde el colchón de la familia no puede faltar.
Ahora a punto de cumplir los dieciocho, seguiremos luchando con ella en la parte médica, social, inquietudes, etapas de cambio, universidad, amigos... No quiero ni pensar en qué habría pasado con la llegada de la mayoría de edad en el caso de no haber superado la DGIR. Hasta en eso nos sentimos afortunados conociendo lo que sufren otras familias de AMANDA.
Mi esperanza es encontrar y abordar el foco del verdadero problema. Mitigar su malestar y sacar de nuestras vidas este monstruo que transforma a nuestras hijas, y conseguir por fin que deje de sufrir.
Mientras tanto, seguiremos ayudándola en sus peores momentos con las fuerzas que nos quedan, porque el monstruo nos roba la energía aunque el cariño nunca se acaba. Ese es el tesoro de nuestros chicos: el AMOR de su familia.
Un abrazo de ánimo y un rayo de esperanza para todas las familias que estáis sufriendo en la intimidad de vuestro hogar.