Le pedí que primero se curara de su depresión y luego ya decidiera
Fue a la UTIG en septiembre, le hicieron una analítica con algunos valores un poco altos y en noviembre ya empezó con hormonas
Tengo un hijo de veinticinco años que hace cuatro me dijo que era trans. Bueno, más bien me dijo que era genderqueer.
Me explicó que eso significa raro. Le dije que no me importaba, que todos somos raros en alguna cosa y que él es una persona estupenda.
Afirmaba que se sentía mujer porque pensaba y sentía como una mujer, le pregunté qué siente y piensa una mujer y se encogió de hombros:
▪ Me dijo que era mujer porque había hecho un test en internet y le había salido cerebro de mujer.
▪ Me dijo que era mujer porque de pequeño jugaba más con chicas que con chicos. Eso era en el colegio ya que le hacían bullying, con los primos y vecinos no tenía problemas porque fuesen chicos.
▪ Me dijo que era mujer porque lloraba con las películas de Disney. Le dije que su padre y muchos hombres también lloran con películas tristes.
▪ Me dijo que era mujer porque le gustaba el maquillaje. Le dije que no pasaba nada por que se maquillara. De hecho, un día le maquillé yo, para ir a ver a una amiga al teatro.
Jamás le obligué a jugar a nada, le di a escoger. Hasta los 12 años no empezó a interesarse por el fútbol, pero fue porque en el instituto jugaban todos al fútbol, chicos y chicas y él, si no, se quedaba solo. Ahora no se pierde un partido ni masculino ni femenino.
Le gustaban las muñecas y se las regalé cuando me las pidió. Jamás le dije esto es de niña ni de niño. Aunque le gustaban todos los juguetes, sobre todo juegos de mesa y puzles.
Pero empezó a buscar o ya tenía, imagino, algo de des-información por internet. Fue a Cogam, luego a la LGTBI de la Comunidad de Madrid y en ese sitio un señor con bigote, que nos dijo que era sexólogo, nos habló dando por hecho que mi hijo era homosexual, algo que no es cierto. Le hizo una carta diciendo que le había estado tratando y que era trans, a nosotros nos dijo que una vez que entras ahí ya no puedes salir.
Mi hijo, aunque no está diagnosticado, probablemente tiene altas capacidades, puede que sea TEA de alta funcionalidad, está diagnosticado de depresión y trastorno adaptativo con ansiedad generalizada y se está medicando para ello. Nada de todo esto sabía ni al parecer le interesaba saber al señor sexólogo.
Nuestro médico de cabecera, creyendo que en la UTIG le iban a tratar bien y sabiendo que no era trans, ni es trans, le derivó allí. Cuando le conté que no le estaba viendo ningún psicólogo no se lo podía creer, dijo que pensaba que ahí los diagnosticaban bien. Fue a la UTIG en septiembre, le hicieron una analítica con algunos valores un poco altos y en noviembre ya empezó con hormonas. Esto fue en el año 2019 y ahora, en agosto de 2022, tiene cita para informarse sobre vaginoplastia.
Le pedí que primero se curara de su depresión y luego ya decidiera. Varias veces me ha dicho que no se iba a operar porque no le molesta tanto eso que tiene ahí abajo. Pero ahora le gusta una chica que él cree que es lesbiana y obviamente a las lesbianas no les gusta el aparato masculino. Este es el nivel de madurez con el que afronta una decisión tan importante.
Estoy desesperada, quitando el tema trans, que no tocamos en casa, nos llevamos de maravilla, aunque él en las redes y a los psicólogos y psiquiatras les diga que nos llevamos mal.
Estamos sufriendo una barbaridad.